sábado, diciembre 09, 2017

Un verano sin médicos


Dirigir la sanidad pitiusa, por lo que yo sé desde fuera, es complicado. Porque lo es Ibiza y lo es Formentera. Somos singularidades que plantean retos imprevisibles sin apenas intérvalo de tiempo para solucionarlos. Dirigir un complejo hotelero es bastante más sencillo, por muchos interrogantes que presente.
Pero en la salud de los residentes, los nativos y los turistas existen muchas variables cuyo control escapa al mejor organizador.
Quiero decir, que tenemos problemas. Muchos problemas y no solo en las urgencias, que dan ejemplo año tras año, de ingenio, sacrificio y vocación, ante la avalancha de locura inducida por las drogas. Da igual que sea alcohol, cocaína, éxtasis o una mezcla de varias. Alteran la conducta de manera incontrolable y lo hacen en forma individual y en agrupaciones más o menos exageradas. El día a día nos muestra que las fuerzas de seguridad y sanitarias están desbordadas.
Con este panorama, ya solo nos falta facilitar la actuación a políticos de adoctrinado pelaje y que tomen cartas en el asunto. Gente sin preparación, fanatizada, que solo parece obedecer a consignas de destrucción, aupada por un sistema electoral que facilita las coaliciones entre los peores, o sea los perdedores que pocos han votado. Los antiguos griegos lo llamaban kakistocracia, el gobierno de los peores.Tenemos la coyuntura en contra: podemos sufrir un verano caótico porque los médicos así como otros funcionarios ya rehuyen las Pitiusas.
Llevamos casi un año con la melopea monocorde del catalán obligatorio para profesionales que hablan español e inglés. Y ahora sale Francina diciendo que el catalán no evitará la contratación de médicos. No se les aprecia, se les clava en el alquiler y se les somete a las puñetas catalanistas. Olé.