sábado, octubre 08, 2016

Cavilan imponer más impuestos en Baleares


Caiga la lluvia o abrase el sol otoñal podemos sentirnos felices de seguir vivos. Arriba estos ánimos. La estación más hermosa del año, con sus frutos dorados y sus hojas encendidas nos auguran un invierno recogido y satisfactorio. Creo que los políticos espesos y municipales se han dado cuenta de nuestros múltiples desfases en infraestructuras y servicios; otra cosa es que sigan siempre hurgando en los mismos sitios, en vez de arreglar, parchear o mejorar zonas urbanas menos céntricas. O que gasten como condenados. Obsesos del derroche. 
Por ello no me ha extrañado que en Mallorca -donde habita el Govern contra las Pitiüses, al menos en estos últimos tiempos- ya están cavilando un nuevo atraco en forma de dos subidas de impuestos ecológicos. Bajo la coartada de la ecología se están perpetrando leyes casi requisitorias, la peor de todas la ecotasa, que pagamos todos, turistas o no, cuando contratamos una habitación en un establecimiento hotelero. Al parecer no les basta y pretenden aprobar -están en fase de estudio, o sea, estudian las reacciones de la ciudadanía- dos nuevas estocadas: una para gravar los gases contaminantes. 
Supongo que no se refiere a los pedos de vaca, sino a los gases emitidos por vehículos de tracción mecánica, o sea, todos, porque lo admitamos o no, todos los gases contaminan. El segundo es a la instalación de tendidos eléctricos. Los tres impuestos repercuten al consumidor final, a los ya empobrecidos contribuyentes baleáricos. No les alcanza el dinero con el actual derroche, necesitan más dinero y lo buscan como locos en los bolsillos de los isleños y de los turistas. Al parecer, el Govern se ve obligado a aceptar las presiones de Més (el antiguo PSM, pero les daba vergüenza usar el nombre de siempre. Y además otros catalanistas radicales). Por supuesto, Podemos se ha sumado a la orgía del expolio. No se pierden una. Hay quien plantea otra opción: subir la ecotasa. Al final ¿harán las dos cosas? No me extrañaría.
Se dirá usted ¿y ellos pueden gastarse todo cuánto quieran a pesar de las directrices de Montoro? Por supuesto que no, todos tienen unos límites precisos de endeudamiento. Pero Francina Armengol, que va de fracaso en fracaso, tiene que sufrir las exigencias de este pacto nefasto y no tiene muy claro el futuro inmediato. Aparte de que a ella le va la marcha, como a todo socialista, siguiendo la norma suprema del clásico: el socialismo dura lo que dura el dinero... de los demás. Margaret Thatcher lo expresó con claridad: «el socialismo dura hasta que el dinero de los demás se acaba». Por ello proyectan subir el techo de gasto del Govern un 10% más, hasta los 3.800 millones, unos 320 más que hogaño. En 2015 Montoro cedió un margen de 112 millones. Pero esto les parece poco. Pero tenemos suerte, sus amigos catalanes de la CUP pretenden poner una tasa a quien haga cola en alguna calle o acera de Barcelona. Como lo oyen. Feliz otoño.