miércoles, junio 29, 2016

Inesperado terremoto político en Reino Unido


Ya lo dice el refrán: el diablo se ríe cuando el humano hace planes. En Reino Unido han votado por un 52% salir de la Unión Europea. Los británicos estaban en la UE con numerosas excepciones y salvedades y encima se pasaban la vida poniendo excusas para escaquearse de algunas decisiones. Tampoco estaban en el sistema monetario, pese a lo cual este resultado es histórico y afectará mucho y durante largo tiempo a los británicos. Pero también a la UE, que está en un desesperante y permanente proceso de revisión y de consolidación.
Por lo que leo, aún nadie se explica cómo Cameron cayó en la imprudencia de convocar este referéndum. Ahora un terremoto se abate sobre las islas, se cobrará muchas víctimas y lo hará sin piedad. Para empezar, la libra se ha devaluado y según Soros no parará hasta caer un 20%. Es un buen pellizco. Que las grandes fortunas pierdan una quinta parte de sus fondos no me preocupa, pero que la pierdan los pequeños ahorradores y las clases medias, es decir, la inmensa mayoría, nos afectará a las Pitiusas. Los que tengan el paquete o los billetes comprados dispondrán de menos liquidez para gastar en la oferta complementaria.
Y los que esperan comprar el pasaje in the last minute –son muchos miles– lo tendrán cuesta arriba, a pesar de que alguna compañía de bajo coste haga estrambóticas y sospechosas ofertas de billetes a 10 libras.
Cuando conocí el resultado inesperado, me vino a la cabeza aquel volcán islandés de nombre impronunciable que impidió la navegación área en toda Europa occidental durante más de una semana, hace unos años. El turismo es una actividad asentada, pero es frágil. Por ello decía que el diablo se ríe cuando los humanos nos ponemos a hacer planes. La de 2016 estaba destinada a ser la mejor temporada de toda la historia de nuestro turismo. Casi demasiado perfecto. ¿Influirá el resultado del Brexit en el número de turistas británicos? Sí, ya está influyendo. Pero tenemos que matizar. El turismo británico es una columna importante de nuestro turismo, pero no es la única del edificio. Si como es de prever, las reservas británicas sufren alguna merma, es más que posible que estas plazas –si queda alguna libre–las ocupen españoles o italianos.

Los cuatro millones de turistas y pico en Ibiza están garantizados, si es que esto puede garantizarse. Y en definitiva quizás sea una bocanada de oxígeno para que la isla se recupere de su déficit de infraestructuras. Pero no me cabe duda de que en julio y agosto sufriremos el exceso de turistas sobre las Pitiusas.

sábado, junio 25, 2016

Ni una gota y 64 noches de bochorno



Dicen que en este verano habrá menos días lluviosos, como si fuera a haber ninguno. Ni una sola gota, que no la espere nadie. Y en caso de haberla –sabe Dios porque raro fenómeno– no es habitual que llegue antes de septiembre. No sé si por el cíclico El Niño o por otra causa que desconocemos, pero cada doce años más o menos, las Pitiusas quedan sumidas en una sequía temporal, pero profunda.
No pocas plantas y árboles acaban por morir, en una agonía que los deja improductivos para siempre. En este caso disfrutar de una gran masa vegetal, como nuestros pinares, es una ventaja. No dejan de ser un colosal depósito de agua y de humedad, aunque en contrapartida también suponen un riesgo elevado de incendios incontrolables. Las lluvias de septiembre suelen llegar –cuando llegan, cosa que no siempre ocurre– en forma de atronadora tormenta eléctrica y, cual corresponde a su potencia, derraman el agua en cascada, inundándolo todo sin remisión.
Porque además los imbornales y las alcantarillas de nuestras urbes suelen estar en pésimo estado, cuando no obstruidas. Los canales rurales y torrentes de evacuación no suponen ningún alivio cuando la lluvia es torrencial, por el contrario suponen un problema al acumular gran masa de agua que busca la salida natural. Y la encuentra, pero cuando lo hace se lleva todo por delante.
Las tierras, los campos, están resecos. Ya hace al menos un año que las cosechas se han malogrado. Los frutales que no dispongan de riego gota a gota habrán perecido. Se dan todas las condiciones para que una aguacero de otoño ocasione elevados destrozos. Otra cruel circunstancia es el bochorno que teñirá todas nuestras noches de verano. Sin tregua. Sequía y calor van unidos en un baile tétrico que suele ser fatal si es culminado por las lluvias locas de septiembre. En Ibiza se hace difícil dormir sin aire acondicionado. Quien tenga la suerte y la orientación de recibir una brisa reponedora, quizás se encuentre con la fatalidad de tener una discoteca, una cantera, una depuradora o una desaladora o una carretera transitada en las cercanías.
Ibiza tropical, sí. Pero es de siempre. Cantaban los campesinos de Mallorca: «Agua, agua os pedimos; pero Vos, Señor, nos dais viento». Hogaño, parece que ni viento.

@MarianoPlanells

miércoles, junio 22, 2016

Los malos humos de Ibiza

Foto El Mundo


Que el paisaje de Ibiza siga siendo bonito en algunas zonas que aún no hemos arrasado, no significa que esté limpio o al menos que lo esté siempre. Hay días de verano, incluso semanas, en que parecen conjurarse todos los espíritus del averno para cubrir mar y tierra de una pátina gris amarillenta que, obviamente, no es sana. Lo sabemos hace ya tiempo. En Ibiza también tenemos contaminación y no me refiero a la peligrosa y omnipresente contaminación acústica, también a la atmosférica.
Ecologistas en acción presenta su informe anual y expresa que un 13% de la población balear respira aires insanos que superan las cotas límite de la OMS, o sea, unos 150.000 habitantes. De Ibiza mencionan los datos tomados en San Antonio, pero quienes viven todo el año conocen los malos humos de la central eléctrica, la peste emitida por los tubos de escape en un tráfico rodado que ya no conoce horas punta y la de sectores muy concretos.
Por ejemplo, el antaño saludable canal de los Freos entre las Pitiusas, al atardecer cuando regresan todas las lanchas y barcos, ya se hace irrespirable con un aire casi teñido de carburante.
Esto es una contaminación estructural, porque de hecho ya está instalada como algo normal, pero de manera anecdótica se pueden añadir los malos humos que vienen de Poniente, de la zona valenciana. Si no es un ojo o una nariz avezados no lo interpretarán, pero la prueba de que llegan los aires mefíticos de la Comunidad Valenciana, la tenemos cada vez –muy frecuente por desgracia– que se dispara un incendio feroz. Los aires contaminados llegan a Formentera y a Ibiza y el grado de humo se detecta incluso a simple vista. El pasado día 18 (junio, 2016) este Diario publicó incluso la fotografía satelital donde se observa la manga de humos emitidos por el incendio valenciano.
Con las cosas bonitas y positivas que tiene Valencia –donde he vivido cinco años muy interesantes– se les ha dado por mandarnos sus estridencias. Incluso las Fallas ya se han apropiado de San Antonio, con su reguero de pólvora, ruido y fuegos. Habrá a quien le gusten, porque parecen darle más relevancia que al modesto día del patrón, aquel abad amigo de los animales.
También nos exportaron aquel infame y peligroso rito de la ´ruta del bakalao´ con su desfase, pero en esto parece que Ibiza no necesita ayuda. No es aire puro todo lo que reluce, por ello siempre me han gustado los vientos de mestral y de tramuntana, porque limpian la atmósfera y dejan los cielos nítidos y transparentes.

lunes, junio 20, 2016

El 'reality' está en la propia Ibiza

Ibiza empezaba a salir en las portadas más influyentes del mundo a principios de los 70

Los ingleses son muy insistentes, casi tanto como los nacionalistas que viven y cobran para esto específicamente: por insistir. Por pesados. Algunos ibicencos sabemos las décadas de esfuerzo por promocionar el nombre de Ibiza por todo el mundo. Una isla de paz, acogedora, silenciosa, muy natural –casi un paraíso hasta los años 70– accesible y repleta de isleños fenicios y unos miles de creadores refugiados en el campo. El nombre de Ibiza iba asociado a la creación, en la moda, en el arte, arquitectura y estilos de vida.
Precisamente, el momento culminante fue en los cinco primeros años de los 70, cuando los nombres de Clifford Irving y de Elmyr de Hory pusieron la isla en las portadas de los principales medios informativos de entonces. La trama tenía todos los elementos para triunfar: guapas actrices, cuernos civilizados, falsificación, estafa, mentiras y una isla exótica como trasfondo. Incluso las hermosas modelos adlib, por lo naturales, crearon marca en el mundillo del diseño.
Todo iba bien, pero algunos empresarios locales pensaron que la recaudación tenía que caer en sus bolsillos y empezaron a levantar compulsivamente hoteles como jaulas de conejos. Directamente sobre la arena, dentro de la misma playa. Que no se diga. Y este fue el principio del fin de Ibiza. Cayó en una vulgaridad burocrática –la autonomía solo supuso más burocratización y menos originalidad– pastosa y estéril.
Los ´hooligans´ se apropiaron de las calles de San Antonio. Los clubbers, más aseados y con la dentadura arreglada ocuparon playa den Bossa y la villa de Portmany. Aparecieron los santones de las drogas sintéticas. Un turismo anfetaminado rompió la barrera del sonido y del reloj. Todo se puede en Ibiza. Cualquier desfase es permitido. Llegaron algunos tiros y los tentáculos de las mafias. Y unos cuantos listos pensaron que el negocio era para ellos. Los ibicencos, sin capacidad de reacción, apenas hicieron nada, ni aún dejándoles sin playas, sin agua ni sin silencio para dormir.
Era justo el momento de envasar la insoportable realidad. Tenemos que grabarlo para la historia y para multiplicar el efecto llamada. Ya no bastaba con soportar seis meses de morralla y de tortura. En invierno la pasarían en las televisiones británicas. No importa el talento: robamos la música y llamamos dj´s a los cleptómanos y actores a los narcotizados en pleno éxtasis baboso. Así vinieron los shores, para pánico de los ibicencos. Acaba de llegar el último, un tal ´Geordie Shore´. Los políticos no saben qué hacer, pero esto les pasa con todo. Y mientras tanto, los british vampirizando esta Ibiza de borrachera, drogadicción y desfase. Todo un exitazo.

miércoles, junio 15, 2016

Devastación, pero con una sonrisa



Lo sabemos todos: estamos pasando por una época de aceleración, donde los acontecimientos se acumulan a un ritmo que nosotros no podemos controlar, si es que nosotros desde las Pitiusas podemos controlar algo. Bueno, solo que no se caigan los balcones, que no revienten las tuberías, que no exploten los cables y que los heridos o fallecidos puedan llegar a urgencias en un tiempo razonable. No es poco.
Acabo de ver el debate de los cuatro candidatos al gobierno de España. Unas horas antes he visto ganar a España a Chequia por un solitario gol. El próximo día 23 el Reino Unido votará si sale de la Unión Europea o si se queda como está. Y los españoles votaremos tres días después para conocer de una vez si caemos en un precipicio como Grecia con la coalición comunista (Podemos e IU y otras mareas y confluencias) con la imprescindible suma de un PSOE casi desplumado. O si seguimos bregando con una coalición de PP y Ciudadanos. El PSOE sería el comodín en ambas posibilidades, podría pactar con el bloque conservador o con el bloque rupturista
No es tema baladí. Muchos cientos de miles de millones están en juego. Y sin embargo, no tenemos más remedio que confiar en nuestra buena suerte y en nuestras posibilidades. Sin alarmar a nadie, Ibiza y Formentera están en alarma roja, no solo por la carencia de agua, por una invasión brutal que nos colapsará los servicios.
A nuestro nivel, intentaremos superar la conmoción devastadora de los cuatro millones de turistas. Con dos, la isla ya crujía y todo acababa por reventar cuando llegaba septiembre. Ahora sabemos que en mayo no queda agua y que las desaladoras cojean, mientras las depuradoras simplemente no depuran y evacuan sus desechos rebosados directamente al mar.

Confluencia de guerras en el Mediterráneo que han cerrado tres potencias como Túnez, Egipto y Turquía. Solo estos tres destinos nos remitirán unos cinco millones de turistas a España, donde se espera batir otro récord de 72 millones. Es demencial, pero los españoles tenemos experiencia, genio e ingenio para improvisar. Somos un gran país. Para muestra, Ibiza o Formentera, con un aumento sorprendente de vuelos y de reservas. Seremos devastados, pero no podemos más que responder con una sonrisa estresada, pero sonrisa al fin y al cabo, como nos aconsejaba aquel consejero de Turismo de Jaume Matas. Será nuestro año crucial, 2016. En lo que dependa de nosotros saldremos adelante.

sábado, junio 11, 2016

Entre serpientes y cabras drogadas



Por lo tanto, cabe pensar que al menos durante medio año la vida de los ibicencos transcurre entre medusas, serpientes y cabras drogadas. Como cabras drogadas, a veces violentas y desfasadas, y nosotros las soportamos: es el precio del turismo, nos dicen. Pero no es cierto. Los que hemos viajado por gran parte de este mundo jamás hemos contemplado un espectáculo semejante a lo que ocurre en Ibiza. Quienes decimos que hay que echar a este turismo de una vez por todas, no estamos despotricando contra el turismo, que Dios nos lo mantenga por muchos años. Rechazamos este turismo en concreto, estas cabras galesas, escocesas, inglesas, italianas, holandesas... Váyanse de una vez si no saben mantenerse sobre las dos patas.
Lo de cabras galesas viene por la noticia ampliamente difundida: Un rebaño de cabras galesas en Rhydypandy (Gales) invadió una plantación de cannabis (cáñamo) y se hartó de tragar las hermosas hojas verdes. Los resultados demuestran científicamente que la marihuana no es inofensiva, vaya se afecta el cerebro: Las ovejas, siempre apacibles y pastueñas, entraron en una «espiral psicótica» y brincaban como los clubbers y los hooligans de Ibiza. Algunas entraron en un bungalow y evacuaron sus cagallones en una cama, dando insólitos saltos alocados. O sea, lo que vemos en Ibiza y Formentera durante todo el verano. 
El conseller Vidal (en Ibiza Vericad) ya ha demostrado su incompetencia en otros temas, pero ahora pretende esquivar su responsabilidad sobre la infestación de serpientes, alegando que no se puede prohibir la entrada de olivos y que no ejecutará ninguna decisión hasta que el gobierno de España legisle sobre la introducción de serpientes en Baleares y en Canarias.

Es una explicación pueril. El Govern no debe prohibir la entrada de olivos, sino de serpientes, y debe responsabilizar a los importadores de la correcta manipulación de los troncos. Existen técnicas para ahuyentar a los ofidios (¿quien me explicaba que les asusta el café?) y si no las conocen que se las inventen. ¿No querían autonomía? Por consiguiente, no se prohíbe el libre comercio, se impide que se cometa un delito ecológico, que no otra cosa es la introducción adrede de nuevas especies exóticas. Si los viveros temen una multa de 6.000 euros (o más), no tendrán ninguna dificultad en invertir 200 en desparasitar sus troncos, por la cuenta que les trae. De lo contrario, como el chiste, aquí no adelantamos nada, las gallinas que entran por las que salen. Si las cazamos en trampas de coste millonario pero las seguimos introduciendo no veo ninguna seguridad ni ninguna ganancia.

miércoles, junio 08, 2016

Ibiza, tóxica contaminación acústica



No son incómodos, son insoportables, dije el otro día y cada año van a peor. No conozco ninguna capital de provincia española que regale tal cantidad de decibelios a sus conciudadanos. Ibiza y puede añadirse San Antonio y Santa Eulalia. Me temo que Formentera ya entra en la lista por méritos propios. Hay demasiado ruido insoportable. Es difícil mantener una conversación o hablar por el móvil. Ya era así hace diez o quince años, ahora veo que es peor. Empeora cada año.

Y en estas llega un tal Yann Pissenen, al que no conozco, pero a quien el Diario dedica una página: “La música al aire libre está en el ADN de Ibiza”. Indago y veo que es el fundador de Ushuaïa, nuestro Fukushima sónico local. Entiéndanme, es una metáfora, porque nadie puede habitar en las cercanías y porque te destroza la salud y no podrás hacer nada por evitarlo.
Vale que no dejen pájaro volando en las cercanías -no me extrañaría que se refugiaran en un sitio más tranquilo como el aeropuerto-, que hayan hecho la vida imposible a sus vecinos desde el primer día, pero que vengan a destrozarnos también nuestra historia ya es excesivo.

En el aire libre” especifica. Encima. Hombre, bromas pesadas no. Si ha habido un sitio silencioso en el Mediterráneo ha sido Ibiza. Claro que los graznidos de alguna gaviota (no tantas como ahora, que encuentran alimento-basura en abundancia) o que los balidos de los rebaños en las horas tempranas o en el atardecer podían molestar a las almas sensibles. Era lo más.

Miren si había silencio, que desde las casas vecinas se podían escuchar a gritos el “missatge” (la triste noticia de un fallecimiento) o los bramidos de la caracola (corn), del pescatero que vendía el pescado y se anunciaba desde kilómetros de distancia, para que las payesas saliesen en su busca en los caminos de carro. Un silencio casi abrumador. Si una colmena se disparataba y salía tras los pasos de la reina gorda, podía oírse el zumbido a cientos de metros.
Esto es nuestro ADN, no estas casas de frenéticos brincones cargados a saber de qué con una música punzante para los tímpanos del desgraciado condenado a soportarlos. Estas casas que se llaman discotecas.

En la ciudad de Ibiza, poco más o menos, aparte de algún relincho o de alguna bocina afónica, el silencio campaba por sus respetos. Hasta que llegó la Marabunta.

Lo de hoy no es nuestro ADN, incluso podría afirmarse que es una agresión continuada y consentida no me explico por qué.


sábado, junio 04, 2016

El presidente nos pide ejercicios espirituales


Las últimas semanas nos han demostrado lo que los viejos ácratas sabemos hace mucho tiempo: poco puede ayudarte en tu vida diaria un gobierno, pero si decide fastidiarte, lo conseguirá con facilidad y el daño puede ser irreversible. Cualquier gobierno, pero si encima es uno conformado por el PSOE, Podemos, los catalanistas y los ecologistas, pon la piel a remojar. El Pacto es especialista en cargas de profundidad y en arruinar las Baleares, al menos cada vez que ha gobernado (con ésta ya van tres).
Lo hemos comprobado con la guerra de los pisos turísticos o con la regulación de los alquileres en urbano o en rural. Autorizar el alquiler a los turistas en fincas urbanas donde viven los residentes que tienen un horario laboral y compromisos en una vida normal, podría acarrear consecuencias previsibles.
La guerra está asegurada y los servidores de la ley no disponen de medios para hacer cumplirla a estos muchachos atiborrados de drogas que deambulan por la isla, día y noche, como zombis frenéticos, poseídos por los maleficios de nuestro Resef. No hay quien les aguante cuando van normales ni quien pueda soportarlos cuando van puestos, que es la mayor parte del tiempo. Ahora imagínenlos en su propia escalera, donde los niños y los ancianos entran y salen y donde han de rendir unas determinadas horas de descanso. Las 24 horas de ruidos, golpes y peleas. Es inútil llamar a la policía. No vendrá y si viene no podrá hacer nada.
Otro efecto letal será la subida astronómica de los precios del alquiler. Un propietario puede ganar seis veces mas alquilándolo cinco meses al año que cediéndolo a unos profesores o policías que vienen a Ibiza a ofrecer sus servicios. Aunque le dejen destrozados los enseres. Da igual, ya los ha cobrado por triplicado y de antemano. No sorprende que haya auténticas redes de italianos e ingleses que tengan un cupo de cincuenta pisos en realquiler. Pagan en mayo, por adelantado y sin hacer preguntas. Como es lógico, empobrecemos nuestra vida y la hacemos imposible a nuestros vecinos. Ya hace décadas que lo primero que hace un funcionario (sanidad, policía, justicia) cuando llega a la isla es pedir el traslado. Leo que ahora ya ni llegan algunos docentes porque no disponen de un refugio accesible. A esto hemos llegado.
Y de repente vino Pilar Costa, Biel Barceló (¡ay, este Pacto, tan independentista!) y vendrán otros a regalarnos una nueva normativa sobre alquileres turísticos, para magnificar el caos y el desastre. Para legalizar el desastre. Pero al poco tiempo reculan, alguien les avisa del peligro.
Incluso Vicent Torres, nuestro presidente del Consell (cuando Podemos le deja) nos pide «mucha reflexión», es decir que hagamos ejercicios espirituales, como antiguamente en es Cubells. De verdad, sabía de la ineptitud del Pacte y seguirán otras barbaridades, pero esta vez han quedado todos retratados. Otra vez. A disfrutar del pacto de perdedores.

miércoles, junio 01, 2016

Apuntes de primavera


Me encanta ver las reacciones preveraniegas bajo este gobierno del tercer Pacto de nuestra historia. La gente reacciona y se expresa, lo cual era impensable en los ya viejos años del siglo XX (viejos, pero tan presentes en todo y en todo momento). El fenicio ha anotado estas cápsulas primaverales.
La ecotasa nos dañará, dicen los consultados por la PIME de Formentera. Un sesenta por ciento. Lo sabe todo el mundo. Es un caprichoso acto despótico para llenar la caja con que hacer políticas progres, estériles, identitarias, ideológicas. Nos perjudicará a todos, porque los turistas tienen memoria y el verano de 2016 está predestinado a ser un exitoso desastre global. Es el destino del socialismo ecologista separatista: arruinar Baleares, y lo ha hecho cada vez que ha gobernado, tres veces.
Los animalistas de Assaib (Pacma) no soltarán la presa. Sacaron miles de votos y la estúpida masacre de cabras de es Vedrà les sirve de trampolín para afianzar posiciones. Cualquiera pensaría que el tema estaba zanjado. Que no, ya se lo advertí en febrero: las cabras de Tanit balarán todo el verano, para encoger el ánimo de Vericad y Amengual, ahora denunciados ante el juez. Y quizás durante más tiempo.

Serpientes. En el Consell Insular saben que estos temas de ecología y animales interesan a mucha gente y desde los despachos oficiales siempre han advertido de que controlarían la entrada de los ofidios. Lo hizo Vicent Serra y ahora Vicent Torres o sus 'ministrines'. Palabras.
Una vez más se demuestra que nuestra Administración ha nacido obsoleta y derrochadora. Ya estoy convencido: no necesitamos autonomía para nada y sobran ayuntamientos. Cualquier medida de control de las serpientes ya llega tarde, pues está fehacientemente demostrado que se han aclimatado a Ibiza y Formentera y no hay forma humana –o no se conoce– de exterminarlas. Y encima aumentan su número de asesores y en la mayoría de los casos se suben sus escandalosos sueldos. Y los olivos siguen entrando. Libremente.
El diputado y la camarera rumana. ¿Todavía hay gente que va así por el mundo? Aun sabiendo que hacen el ridículo y que incluso –como en este caso– se juegan una denuncia en los juzgados. Me refiero a Enric Casanova, diputado autonómico valenciano (La Font d´en Carrós, Safor, Valencia,1964), catalanista con un sentido mesiánico de la vida y que se dedica a hablar en catalán al primero que pilla, por si acaso le entiende alguien, cosa que no suele ocurrir. Una camarera rumana le ha denunciado por unas expresiones xenófobas. Mal asunto.
Uno esperaría estos encontronazos en alguien de ERC, por ejemplo, pero en el PSOE queda extraño. Una cosa sí me atrevo a decir: el día que el PSOE se juntó con el catalanismo, firmó su sentencia de muerte.